Edward Vernon andaba preocupado, tanto que decidió tomar medidas drásticas. Sus hombres simplemente bebían demasiado, el ron desaparecía por sus gargantas. Y dictó la orden, como Almirante que era, que el ron tenía que aguarse y mucho. No había opción, así que los marineros tuvieron que echar agua al ron y el ron aguado no era lo mismo, con lo que intentaron mejorarlo añadiendo limón o clavo u otras especias.
Vernon siempre iba vestido con su capa hecha de una mezcla de lana y seda, un tejido que lleva por nombre grogram. De ahí que el Almirante fuera conocido como Old Grog, de lo que derivó el nombre del nuevo brebaje: grog. Y por muy diluido que estuviera el ron, también se conseguía que los efectos del alcohol se notaran, de modo que a los afectados se decía que estaban ‘groggy’, término que se sigue aplicando hoy en día.
El grog lo hemos visto asociado a bebida típica de piratas y está referenciado también en Hollywood, en películas como Master and Commander o incluso en el Hóbbit y también en unos cuantos videojuegos.
Pero no debemos confundir el ron con agua y ‘cosas’ con el vino sin agua y ‘cosas’ a pesar de que los nombres de ambas bebidas sean similares, es decir, no confundir el grog con el glögg.
Glögg es la versión sueca de lo que sería el Forralt bor en húngaro, vino quente en portugués o -quizás la más popular- Glühwein en alemán. Se trata básicamente de vino caliente con sus aditivos. Su ingrediente principales el vino -generalmente tinto con alguna excepción como la de Austria- que no tiene porque ser el mejor reserva ni hace falta que sea un vino peleón, pero que quede bien, decente.
Se prepara cociendo piel de limón y naranja con azúcar y luego especies y aromas como la canela, el clavo, anís estrellado, cardamomo, laurel, una pizca de nuez moscada… los complementos varían. Lo esencial es que no llegue a hervir al incorporar el vino. En 30 minutos está preparado, solo hace falta ajustar el azúcar al gusto y pasar por el colador el resultado. En los países escandinavos añaden vodka, por supuesto.
Su origen? Pues romano, de la Antigua Roma, exportado por los soldados a medida que hacían turismo del suyo. La base es el hipocrás, vino con miel y especias que se servía frío o caliente. A partir de aquí, fue evolucionando.
Evolucionando y posicionándose también como bebida típica de Adviento. Desde el vino navegado o candola que se toma en Chile en invierno o el mencionado glögg que se toma por Santa Lucía el 13 de diciembre hasta el glühwein que encontrareis en todos los mercados navideños de Centroeuropa, como los de Praga o Munich. Una cálida experiencia.
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